Cuando vamos a realizar la compra de un piso menudo necesitamos solicitar un dinero extra para poder pagarla íntegramente. Lo más normal en estas situaciones es acudir a nuestro banco de confianza y solicitar un préstamo hipotecario. En este artículo te explicamos qué es un préstamo hipotecario y todo lo que debes saber antes de solicitar uno.

Préstamo hipotecario, ¿qué es?

Entendemos como préstamo hipotecario aquel producto bancario que nos proporciona la cantidad de dinero que necesitamos para realizar la compra o rehabilitación de un inmueble. Este préstamo será devuelto en cuotas periódicas, acompañadas de unos intereses que pueden ser de diversos tipos, como veremos más adelante.

Para que se nos proporcione esta cantidad de dinero debemos reunir unos requisitos determinados que garanticen su devolución en un plazo de tiempo determinado. Además, como garantía, se utiliza el propio inmueble que pasaría a ser propiedad del banco en caso de que no se cumplieran con los pagos fijados. Estos pagos se prolongan entre 15 y 30 años, y vienen acompañados de un tipo de interés fijo, variable o mixto. Esto dependerá de la entidad financiera y la finalidad de este préstamo.

Por otro lado, este préstamo supone realizar una escritura pública que figure en el Registro de la Propiedad.

¿Es lo mismo un préstamo hipotecario que una hipoteca?

Muchos confunden ambos conceptos pero no, no son exactamente lo mismo aunque guardan cierta relación. Como bien comentamos anteriormente, un préstamo hipotecario es un contrato que vincula una entidad con un banco que le ha prestado una determinada cantidad de dinero, estableciéndose la devolución de esta cantidad. En cambio, la hipoteca es aquella garantía que asegura la devolución de la cantidad de este préstamo.

¿Crédito hipotecario o préstamo hipotecario?

Aunque es cierto que existen similitudes entre ambas opciones (como que cumplen la misma función), existen características bien distintas. Por ello, hay que tener en cuenta todas ellas antes de decantarse por una u otra opción.

Por un lado tenemos los préstamos hipotecarios, que tienen unas condiciones cerradas. Es decir, se pactan unas condiciones en un inicio y después solo se pueden realizar cambios, como una reducción en las cuotas, a través de novación.

Por otro lado, está el crédito hipotecario que permite al deudor poder disponer de una parte o de la totalidad de la cantidad de dinero solicitada y utilizarla como desee. Esta opción además suele tener unos intereses más elevados que los préstamos hipotecarios.

¿Qué debo tener en cuenta antes de solicitar un préstamo hipotecario?

Hacer muchos números

El primer paso es determinar si vas a poder satisfacer este préstamo en cuestión. En este sentido, vas a requerir de una cierta estabilidad financiera a largo plazo para poder pagar esta deuda, y por ello hay que hacer muchos cálculos y ver si tu sueldo te va a permitir cumplir con los pagos que se fijen.

Dar una buena entrada

Comprar una vivienda, requiere en muchos casos de una gran cantidad de dinero, y por ello es vital dar una buena “entrada”. Es decir, pagar la mayor parte posible en un inicio para pedir la menor cantidad posible en el préstamo. En este sentido, la inmensa mayoría de bancos no prestan más de un 80% del valor de compraventa de la vivienda. Por ello, requiere que al menos cuentes con un 20%.

Interés fijo o variable

Es importante también tener en cuenta los intereses que vamos a pagar. Como hemos comentado anteriormente, existen préstamos con un tipo de interés fijo, variable o mixto. Escoger correctamente puede suponer un gran ahorro a largo plazo. Actualmente se calcula que el tipo de interés medio se sitúa en un 1,78%, y con tendencia a la baja debido a la bajada del Euribor.

Otros gastos

Además, solicitar un préstamo hipotecario supone también acometer unos gastos de formalización que actualmente suelen rondar los 400€. Estos incluyen gastos de notaría, de gestión, de tasación, y el impuesto de Actos Jurídicos Documentados, necesarios en el proceso.

Otros factores

Existen más aspectos importantes que hay que contemplar como gastos previstos que vamos a tener, así como prepararnos para aquellos imprevistos. Por ello lo ideal pasa por calcular los ahorros que vamos a poder acumular mientras tengamos hipoteca. Estos ahorros nos pueden ser realmente útiles a la hora de eliminar deuda (avanzar los pagos para pagar menos cantidad en nuestras cuotas). Te recomendamos que eches un vistazo a nuestro artículo “¿Qué hacer primero, ahorrar o pagar mis deudas?”.

¿Qué pasa si no puedo pagar mi préstamo hipotecario?

En ocasiones, nuestra economía pasa por momentos realmente complicados que dificultan poder continuar pagando las deudas con normalidad. Ya sea la pérdida de nuestro puesto de trabajo, un proyecto empresarial que no sale como esperamos o una crisis como la actual derivada por la Covid-19, puede dejar nuestra estabilidad financiera pendiente de un hilo.

Si esta es tu situación, tienes varias opciones para ganar tiempo hasta logres normalizar tu economía como es hablar con el banco para lograr una carencia de hipoteca (con la que puedes dejar de pagar las cuotas durante unos meses), solicitar una reducción en las cuotas para hacerlas más asequibles o directamente optando por la reunificación de deuda que te permite unir en una sola cuota todas tus deudas.

En caso de que estas soluciones no sean suficientes, cuentas con una vía alternativa: la Ley de la Segunda Oportunidad.

La Ley de la Segunda Oportunidad y las hipotecas

La Ley de la Segunda Oportunidad es una herramienta de ayuda para entidades físicas y jurídicas insolventes que no pueden pagar sus deudas. Desde su creación en 2015, son decenas de miles los particulares, autónomos y empresas que han optado a ella para poner fin a sus deudas.

Esta ley tiene la particularidad que elimina deuda de forma efectiva, y para ello cuenta con una fase extrajudicial y otra judicial. En un primer momento, deudor y acreedores negocian la cantidad de las cuotas a pagar aplicando quitas y esperas. En esta fase se puede llegar a eliminar hasta más de un 60% de deuda. El resto, se paga en cuotas asumibles en un máximo de 10 años.

En una segunda fase, si no hay acuerdo entre ambas partes, se liquida el patrimonio del deudor para pagar el máximo de deuda posible, y el resto se elimina judicialmente. De esta forma el deudor se puede olvidar para siempre de una deuda que no ha podido pagar.

Con Cormeum Legal eliminarás todas tus deudas

Nuestro despacho especializado en Derecho Bancario ha logrado eliminar grandes cantidades de deuda para particulares y empresas que veían peligrar sus economías. A través del acuerdo extrajudicial de pagos, muchos lograron unas cuotas mucho más asumibles, y en otras ocasiones se trabajó el caso para eliminar el 100% de las deudas.

Los abogados de Cormeum te proporcionan un asesoramiento total durante el procedimiento para que logres eliminar parte o toda tu hipoteca, ya sea manteniendo la vivienda tras el proceso o a través de la dación en pago, según te interese más.

El resultado es que no sigas pagando deudas tras el proceso, y puedas empezar de cero o iniciar nuevos proyectos empresariales.

Si quieres saber más acerca de este proceso, o pedir un presupuesto personalizado, puedes llamarnos al teléfono 932 71 35 56 o escribirnos a través del siguiente formulario.