Es posible que hayas escuchado estos dos términos muchas veces y desconozcas qué significan, y qué diferencias existen entre ambos conceptos. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber para identificar uno y otro, así como la principal diferencia entre acreedor y deudor.

¿Qué es un acreedor?

Antes de explicar la diferencia entre acreedor y deudor, explicaremos qué es un acreedor. Se considera que una entidad es acreedora cuando proporciona un préstamo o un bien físico a otra parte a razón de un pago a cambio. En el caso de tratarse de un préstamo, este pago consta de la devolución por partes de la cantidad prestada, y generalmente acompañada de unos intereses.

¿De qué tipos existen?

Podríamos englobar la figura del acreedor en dos tipos principales:

Personales

Estos son aquellos que no cuentan con ningún documento que recoja que existe la deuda en cuestión. De tal forma no existe ninguna protección legal en caso de que una de las partes no cumpla con la parte acordada. Un acreedor personal sería una persona que presta dinero a un amigo o familiar.

Reales

Este tipo de acreedores es el que sí se realiza bajo un marco legal que asegure que ambas partes cumplen con las obligaciones acordadas. Todo ello viene recogido en los términos y cláusulas del contrato.

¿Qué es un deudor?

En segundo lugar, tenemos la figura del deudor, que es quien recibe la cantidad prestada por el acreedor. La principal diferencia entre deudor y acreedor es que mientras que uno proporciona dinero, el otro es el que recibe ese dinero. El deudor recibe este nombre porque en el momento de llegar al recibir el dinero (o el bien) prestado, pasa a tener una deuda pendiente con la entidad acreedora.

Cuando hablamos de deudas generadas con entidades financieras, esto se realiza a través de un contrato que vincula a ambas partes. En este documento se recogen las condiciones en las que el acreedor presta la cantidad de dinero en cuestión (o el objeto material en su defecto) y el compromiso de la otra parte de que cumplirá una obligación determinada (la devolución del importe, la periodicidad, los intereses, quién asume los gastos derivados de las gestionnes, etc.).

¿Qué pasa si el deudor no paga sus cuotas?

Existen situaciones donde un deudor no puede seguir pagando sus deudas. Esto generalmente se debe a una reducción en los ingresos debido a la pérdida de su puesto de trabajo o al fracaso de un negocio fallido. Es en este momento cuando el acreedor puede emplear acciones legales para recuperar su deuda. Estas se basan en el proceso monitorio, un procedimiento que se inicia con la reclamación del pago de la deuda por vía civil. Para poder hacer esto, la deuda en cuestión debe reunir cuatro características básicas: que sea líquida, determinada, vencida y exigible.

Esta reclamación se hace con la presentación de la documentación necesaria ante el Servicio Común de Registro y Reparto, o ante el Decanato de la localidad. Entre esta documentación se encuentran documentos firmados por el deudor, facturas, albaranes de entrega, etc. En definitiva, cualquier documento que demuestre la existencia de la deuda entre ambas partes.

Una vez recibida esta reclamación, el deudor tiene 20 días para realizar los pagos que le están pidiendo. Si satisface el pago, el proceso monitorio llega a su fin. De lo contrario, el deudor se arriesga a tener que ir a juicio. Eso suele conllevar el embargo y liquidación de los bienes del deudor en la fase ejecutiva, para pagar la deuda en cuestión.

No puedo pagar mis deudas ¿qué puedo hacer?

Si tu situación es que no puedes pagar las cuotas de tus deudas, debes saber que tienes varias opciones. Depende de cada caso será mejor una u otra. En ocasiones, si hablamos de leves retrasos en los pagos, la mejor solución pasa por hablar con el banco. Si nuestra relación es buena con la entidad, nos ofrecerá diversas soluciones. Algunas de ellas son solicitar un adelanto de salario, o pedir un aplazamiento de unos meses con lo que ganaremos un poco de tiempo.

En ocasiones, la situación puede durar más que unas pocas semanas o meses. Es ahí donde aparecen opciones como la reestructuración de deuda o el refinanciamiento. Es importante conocer cuáles son las particularidades de estas dos opciones, ya que normalmente llevan asociados unos gastos elevados, y además a la larga supone pagar una mayor cantidad de dinero por nuestras deudas.

Por otra banda, existe la Ley de la Segunda Oportunidad (BOE, Ley 25/2015). Este es un procedimiento destinado a todo tipo de deudores insolventes que no llegan a final de mes. Este proceso, dividido en dos fases principales (acuerdo extrajudicial de pagos y exoneración del pasivo insatisfecho), supone la eliminación efectiva de grandes cantidades de deuda. Si quieres saber más acerca de esta ley, te invitamos a que visites nuestra entrada “En qué consiste la Ley de Segunda Oportunidad?«.

Cormeum Legal, para eliminar tus deudas

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