Quizá te has encontrado en la situación de tener unos ahorros en tu cuenta bancaria y te has llegado a plantear si es el momento de iniciar ese negocio que tanto ansías, o si por otro lado, es mejor pagar tus deudas y deshacerte de ellas. En este artículo te damos algunas pistas que debes tener en cuenta antes de tomar la decisión entre pagar tus deudas o invertir en un negocio.
Tengo unos ahorros, ¿qué puedo hacer con ellos?
Es cierto que tener dinero en el banco siempre nos proporciona la sensación de seguridad y estabilidad económica que nos permite ir más desahogados a final de mes. Además, nos da mucha tranquilidad para poder hacer cualquier gasto extraordinario que pueda surgirnos como la reparación del coche, una reforma en casa, etc.
Por otro lado, también es verdad que, aunque ese dinero genera intereses en el banco, la rentabilidad de estos ahorros suele ser muy baja. De esta forma, tener el dinero no supone un gran beneficio.
Por ello, muchos se plantean hacer algo con esos ahorros que les permita ganar más rentabilidad, y las principales opciones son pagar las deudas con el fin de reducir las cuotas, o invertir en un negocio. Si tus dudas están entre pagar tus deudas o seguir ahorrando, te recomendamos que eches un vistazo a la publicación “¿Qué hacer primero ahorrar o pagar mis deudas?” en este blog.
¿Qué recomiendan los profesionales?
A la hora de decidir si pagar deudas o invertir en un negocio hay que tener en cuenta diversos factores.
Desde un punto de vista económico, existen dos reglas de oro en relación a pagar deudas o realizar una inversión:
- Tipos de interés altos. Se aconseja priorizar el pago de las deudas por las que pagamos un tipo de interés mayor. Esto nos permitirá pagar mucho menos por nuestras deudas a largo plazo, y además nos olvidaremos de las deudas que nos podrían acarrear más problemas en un futuro si pasamos por dificultades económicas.
- Tipos de interés bajos. En el caso de que estemos pagando pocos intereses por nuestras deudas, se recomienda considerar la opción de invertir. Debemos tener en cuenta que lo que ahorraremos en concepto de intereses será mucho menor a lo que podemos ganar invirtiendo en nuestro proyecto empresarial.
¿Por qué invertir en un negocio?
Para responder a esta pregunta debes responder antes muchas otras.
- ¿Cómo va a ser mi modelo de negocio?
- ¿Cuál es la inversión total necesaria y cómo voy a rentabilizarla?
- ¿Cuáles son los riesgos de hacer esa inversión?
- ¿Es un proyecto viable con la economía actual?
- ¿Cómo está el sector en el que quiero operar?
- ¿Hay demanda de los productos y/o servicios que quiero ofrecer?
- ¿Cómo es mi competencia?
- Etc.
Como puedes ver, hay un sinfín de preguntas más que debes hacerte para iniciarlo con las máximas garantías. Y es en función de esas respuestas que puedes determinar si tu proyecto puede funcionar en este momento, o si es mejor aplazarlo a un futuro. En este sentido, es clave llevar a cabo una buena investigación de mercado antes de iniciar tu proyecto, ya que a más información más posibilidades de éxito.
¿Por qué pagar deudas?
En muchas ocasiones, podemos llegar a tener varias deudas repartidas entre préstamos, microcréditos, la hipoteca, tarjetas… Por ello, cuando tenemos la oportunidad, los hay que deciden pagarlas con sus ahorros para olvidarse de ellas. Pagar las deudas supone un ahorro a largo plazo, ya que dejamos de pagar una gran cantidad de intereses, ya sea pagando una parte o toda la deuda.
Sin embargo, pagar esas deudas nos puede dejar sin ahorros y hacernos perder esa sensación de seguridad ante cualquier imprevisto.
¿Y si no puedo pagar mis deudas o mi proyecto empresarial no sale bien?
En ocasiones, pagar las deudas no es posible debido a una serie de circunstancias que reducen nuestros ingresos al mínimo. Entrar en ERTE, la pérdida de nuestro empleo, el cierre forzoso de nuestro negocio a causa del Covid-19… Si esto sucede, la opción principal es tirar de ahorros mientras sea posible hasta que recuperemos algo de estabilidad. A veces esto tampoco es posible, ya que no contamos con ahorros suficientes con los que mantenernos. En estos casos, existen una serie de opciones a tener en cuenta para poder hacer frente a los pagos que pueden empezar a acumularse.
Una de estas vías es la Ley de la Segunda Oportunidad (Ley 25/2015, BOE), un mecanismo de ayuda destinado a todas aquellas entidades físicas o jurídicas insolventes que no pueden pagar sus deudas. Esta ley proporciona en la fase de acuerdo extrajudicial de pagos, la capacidad de renegociar las condiciones de la deuda, reduciéndola hasta 60% en algunos casos. En caso de que deudor y acreedores no lleguen a ningún acuerdo, el deudor, tras liquidar su patrimonio a favor de los acreedores puede solicitar la eliminación de las deudas que no haya podido pagar con el proceso. De esta forma, es posible exonerar el 100% de la deuda por vía judicial.
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